Pensar lo contrario, que sin Eucaristía, sin participación activa, viva de la Misa, sin adoración al Santísimo se puede lograr cualquier cosa es simple voluntarismo. El Señor ha dicho: sin mí nada podréis. En la Eucaristía, Jesús nos habla. Te llena de paz, de serenidad, de esperanza. No podría vivir sin la Eucaristía definitivamente, y me encantaría asistir más a menudo a la misma. Salgo totalmente renovada y llena de fe y confianza en el Señor, segura de su total y absoluta protección y guía, para mí y para los míos. (comentario de un usuario de Facebook)